Jean-Jacques Rousseau
Rousseau
habla de un estado natural del hombre en el que es un ser bueno y
feliz, sin preocupaciones y sin industria, sin lenguaje y sin hogar,
ajeno a toda guerra y toda atadura. Este ser se movía por dos impulsos
básicos: el amor a sí mismo y la compasión. Es un ser inocente, como un
niño pequeño. No hay separación entre lo que es y lo que parece. Define
al hombre como un buen salvaje, un hombre primitivo que vive en paz y
armonía con la naturaleza.El
hombre contemporáneo es distinto. Según Rousseau es un hombre
histórico, un hombre que ha perdido la bondad original. Es un ser vil,
egoísta, depravado, lleno de odio. Es un ser degenerado. Pero este
hombre histórico no puede mostrar públicamente su degeneración: ha de
enmascarar, de ocultar, su vileza, su egoísmo y sus pasiones. Por ello
adopta un comportamiento social: la cortesía, la retórica, la técnica de
las apariencias, todo aquello de que se preocupan las ciencias y las
artes, todo lo que nos sirve para enmascarar temores, odios, traiciones,
todo esto que adoptamos para esconder nuestra maldad es la educación.
Esta máscara que adoptamos es, además, doblemente odiosa ya que evita
reconocer la degeneración e imposibilita la regeneración del ser humano.
El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que lo corrompe. - Jean Jacques Rousseau
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